Cómo el alquiler afecta a lo cotidiano
Mientras los alquileres aumentan trimestre a trimestre, no ocurre lo mismo con los salarios. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que el sueldo medio en España era de 23.106 euros brutos anuales en el año 2015, aunque la nómina más frecuente —que en estadística se conoce como dato modal— fue de 16.500 euros brutos. Con este valor, el mapa de alquiler en Madrid y Barcelona se tiñe de rojo a no ser que se opte por compartir vivienda.
Con su salario, compartir piso es la única opción que tiene Joana Rosa, de 34 años, una fotógrafa autónoma que trabaja en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y que vive en el barrio barcelonés de Gràcia. Le gustaría vivir sola, pero no encuentra nada a un precio aceptable, pues los 450 euros que gasta son un poco menos de la mitad de lo que gana mensualmente. Lo mismo le ocurre a Isabel Cano, diseñadora gráfica de 26 años residente en Madrid. Tiene un contrato en prácticas de media jornada y un salario de 500 euros mensuales. “Acceder a un alquiler en Madrid es muy difícil a no ser que optes por compartir con varias personas en viviendas en malas condiciones. Es complicado finalizar los estudios y arrancar con la vida profesional si los salarios están como están”.
El nivel de formación de una persona puede ser una pista para saber dónde estará su casa. Si Madrid y Barcelona se dividen en tres grandes áreas (precios altos, bajos y medios), las más caras presentan porcentajes de población más formada. Así, el conjunto de los distritos de toda la zona centro de la capital catalana (Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia, Eixample, Ciutat Vella y Sant Martí) cuenta con un 37% de residentes con titulación universitaria, cifra que nada tienen que ver con la realidad de la zona norte (Nou Barris, Sant Andreu y Horta Guinardó), más económica y donde solo hay un 19% de titulados universitarios.
El grupo Título básico/sin él incluye a las personas sin estudios o que han completado el primer ciclo educativo. El grupo Título medio engloba el graduado escolar, la Formación Profesional, el Bachillerato Superior y otros títulos medios. El grupo Título superior incluye todos los títulos universitarios o estudios superiores. La categoría No consta no está reflejada en el análisis. Fuente: Ajuntament de Barcelona
Madrid sigue un patrón parecido. La zona central, más cara, tiene un 50% de perfiles universitarios. El sur, su opuesto, solo un 19%. Si se amplía el foco, aparecen datos interesantes. Los ocho distritos centrales (de un total de 21) reúnen por sí solos a la mitad de los vecinos con estudios superiores de toda la ciudad. Los nueve con precios más bajos, casi dos tercios del total de madrileños sin estudios, que no han acabado la Educación Primaria Básica o que son analfabetos.
El grupo Sin título básico incluye a las personas sin formación o que no han completado el primer ciclo educativo. El grupo Título medio engloba el graduado escolar, la Formación Profesional, el Bachillerato Superior y otros títulos medios. El grupo Título superior incluye todos los títulos universitarios o estudios superiores. La categoría No consta no está reflejada en el análisis. Fuente: Ayuntamiento de Madrid. Datos de enero de 2017 para mayores de 25 años.
La imposibilidad de pagar un alquiler en ciertas zonas expulsa hacia la periferia a personas con menor poder adquisitivo. Esta circunstancia empieza a conocerse como proceso de gentrificación, aunque el geógrafo especializado en estudios urbanos Oriol Nel·lo propone el término aburguesamiento o elitización como posibles traducciones, pues quienes llenan los huecos son personas más acomodadas que las que se marchan. En su artículo ¿Quién teme a la gentrificación? menciona los precios como un filtro que condiciona el lugar donde pueden vivir las familias. “El fenómeno tiende a hacerse general: empresas, fondos de inversión y particulares parecen haberse hecho conscientes de las ganancias potenciales que pueden derivarse de los incrementos de la renta urbana derivada de este fenómeno”.
Paloma, la propietaria que necesita que sus inquilinos encuentren una nueva casa, lo sabe: “Todo esto repercute en el abandono de la ciudad. Uno deja su piso de alquiler en un barrio concreto y por el mismo dinero que pagaba ya no puede vivir en él. O bajas los estándares, es decir, menos luz y peores condiciones del piso, o te vas fuera de la zona”.
¡Haz la prueba! Mete tu sueldo, el precio que pagas por tu piso y observa cuánto te queda para los gastos cotidianos.
La clasificación de gastos utilizada es de la COIOP (Eurostat), a la cual hemos añadido un porcentaje de ahorros deducido a partir de la media nacional. Los porcentajes dedicados a cada gasto provienen de la encuesta de presupuestos familiares realizada por el INE.